Step 1

Coloca un poco de aceite de oliva en una sartén y añade la carne picada salpimentada.

Step 2

Pica una cebolla y añádela a la sartén cuando la carne ya esté dorada. Cuando la cebolla esté transparente, añade el vino blanco y déjalo reducir a fuego medio.

Step 3

Cuando el vino haya reducido, vierte la salsa de tomate y deja que reduzca hasta conseguir una consistencia espesa.

Step 4

Pon a hervir una olla con abundante agua y un poco de sal. Cuando el agua empiece a hervir, cuece las placas de pasta.

Step 5

En una sartén, derrite mantequilla y añade una gran cucharada de harina. Cuando todo tenga un ligero color marrón y la harina esté prácticamente tostada (no quemada), vierte la leche caliente poco a poco sin dejar de remover. Agrega también pimienta negra, nuez mostada y un poco de sal, y espera hasta que empiece de nuevo a hervir.

Step 6

Enfría el agua para que se corte la cocción de la pasta y saca las placas con cuidado dejándolas reposar sobre un trapo.

Step 7

Unta la base de la bandeja del horno con bechamel para que no se pegue la lasaña. A continuación, tapa la base con placas de pasta y coloca capas de queso encima. Por último, añade una capa de carne bien extendida. Repite este proceso las veces que quieras, según las capas que quieras que tenga tu lasaña. La elaboración debe terminar con una capa de pasta, que bañarás con la bechamel y coronarás con queso rallado.

Step 8

Sin precalentar el horno, introduce la lasaña tapada con papel de aluminio durante 30 minutos a 220 grados. Cuando haya pasado media hora, retira el papel de aluminio con cuidado y deja la lasaña durante 10 minutos más a temperatura máxima pero en el modo de gratinar del horno (calor solo arriba).